Solidaridad: un valor fundamental para la salud y el bienestar de las personas mayores

La solidaridad es un principio esencial que implica la colaboración y apoyo mutuo entre las personas. 
Se define como la disposición y el compromiso de ayudar y apoyar a los demás en situaciones de necesidad o dificultad; y su puesta en práctica implica actuar con empatía, compasión y generosidad hacia el prójimo, reconociendo nuestra interdependencia como seres humanos.

En Argentina, el Día Nacional de la Solidaridad es el 26 de agosto. Se celebra desde 1998 en conmemoración al nacimiento de Agnes Gonxha Bojaxhiu, conocida mundialmente como la Madre Teresa de Calcuta, quien nació esa misma fecha en 1910 en Macedonia y murió el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta.

 

Existen distintos tipos de solidaridad:

  • Solidaridad social: colaboración y apoyo mutuo en el ámbito de la sociedad en general. Incluye acciones como la ayuda a personas en situación de pobreza, la defensa de los derechos humanos y la promoción de la igualdad y la justicia social.
  • Solidaridad comunitaria: colaboración y apoyo dentro de comunidades locales. Puede manifestarse a través de proyectos conjuntos, actividades de participación ciudadana y el fortalecimiento del compromiso social en vecindarios.
  • Solidaridad intergeneracional: colaboración entre personas de diferentes generaciones. Los lazos solidarios entre jóvenes y personas mayores son especialmente importantes, ya que permiten el intercambio de conocimientos, experiencias y habilidades, promoviendo una sociedad más inclusiva y equitativa.

 

Beneficios para la salud
La solidaridad no solo beneficia a quienes la reciben, sino también a quienes la practican. Algunos de los beneficios para la salud, incluyen:

  1. Más bienestar emocional: ayudar a los demás y ser solidario puede generar sentimientos de satisfacción, alegría y propósito en la vida, lo que contribuye a un mayor bienestar emocional.
  2. Reducción del estrés y la depresión: al fomentar la conexión social y el apoyo mutuo, puede disminuir los niveles de estrés y reducir el riesgo de depresión.
  3. Estimulación cognitiva: participar en actividades solidarias implica interactuar con diferentes personas y situaciones, lo que estimula la mente y promueve la salud cognitiva en las personas mayores.

Formas de llevar la solidaridad a la práctica
Dos de las formas más simples son el voluntariado y el apoyo a personas cercanas.

  • Voluntariado: participar como voluntario en organizaciones y proyectos sociales brinda la oportunidad de ayudar a quienes más lo necesitan. Las personas mayores pueden ofrecer su tiempo, habilidades y experiencia en áreas como la educación, el cuidado de la salud, el apoyo emocional o la asistencia en catástrofes. También pueden colaborar con acciones más simples e igualmente importantes, como leer a los niños hospitalizados, tejer abrigos o frazadas para las personas más vulnerables o acompañar a otras personas con problemas de salud.
  • Apoyo a familiares y amigos: la solidaridad también se puede manifestar en el ámbito más cercano, brindando ayuda y apoyo a familiares, amigos o vecinos en momentos de dificultad. Esto puede incluir ofrecer compañía, realizar tareas domésticas, proporcionar transporte o ayudar en la resolución de problemas cotidianos.

La solidaridad es un valor fundamental que fortalece la cohesión social y el bienestar individual y colectivo. 
Es esencial fomentarla en todas las etapas de la vida, y especialmente en la vida de las personas mayores, tanto a través del voluntariado como del apoyo solidario recibido. 
Al promover la solidaridad, construimos una sociedad más justa, inclusiva y saludable para todos.

 

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