Septiembre: el mes de los estornudos

En la última década los casos de alergia aumentaron en un 50%. Aunque aún es tema de estudio y debate, los especialistas concuerdan en que, además del factor genético, el estilo de vida y los cambios climáticos son los principales causantes del increíble crecimiento de esta enfermedad de las defensas del organismo.

Entre los factores que más inciden en su desarrollo se encuentran:

  • Sedentarismo. 
  • Menos horas al aire libre: se vive y se trabaja en lugares cerrados con calefacción o aire acondicionado, situación que favorece la reproducción de ácaros, uno de los principales alérgenos (sustancia desencadenante de los síntomas de alergia). 
  • Mayor permanencia en el hogar: chicos y grandes pasan la mayor parte de su tiempo libre dentro del hogar. Debido a esto, los niños no logran desarrollar adecuadamente sus defensas, por lo que este sistema deja de reaccionar a las enfermedades comunes y lo hace ante agentes que en sí mismos no son perjudiciales.
  • Más polución ambiental: el smog en contacto con el polen lo vuelve más alergénico. A esto hay que sumarle los humos y sustancias volátiles que irritan el aparato respiratorio.
  • Cambios climáticos: las variaciones en la temperatura y la humedad favorecen el desarrollo y crecimiento de ácaros, hongos y otros microorganismos que favorecen la reacción alérgica en personas susceptibles.

Qué pasa en primavera…
Durante esta estación la mayoría de las flores y árboles crecen y florecen. Como consecuencia, se duplican los casos de alergia producidos por el polen y el crecimiento y reproducción de los ácaros del polvo. El tipo de alergia más frecuente es la rinitis, común en personas que sufren otros trastornos como asma o eczema.

Señales de rinitis, la alergia primaveral
Poco después de estar en contacto con el alergeno:

  • Picazón en la nariz, la boca, los ojos, la garganta, la piel o en cualquier área.
  • Problemas con el olfato.
  • Estornudos.
  • Ojos llorosos.

Posteriormente:

  • Nariz tapada (congestión nasal).
  • Tos.
  • Oídos tapados y disminución del olfato.
  • Dolor de garganta.
  • Círculos oscuros debajo de los ojos.
  • Hinchazón debajo de los ojos.
  • Fatiga e irritabilidad.
  • Dolor de cabeza.

Tratamiento
Luego de un diagnóstico completo, el mismo incluye medidas de prevención y otras para aliviar los síntomas y mantener la enfermedad bajo control.

Medidas para prevenir

  • Reducir al máximo el contacto con el agente que produce la reacción alérgica.
  • Protegerse los ojos con lentes de sol.
  • Colocar un filtro en el aire acondicionado de la casa y el auto para impedir el ingreso de polen. 
  • Mantener la casa libre de polvo.
  • Evitar las alfombras.
  • Cubrir los colchones con fundas de plástico y encima colocar las sábanas.
  • Lavar con frecuencia sábanas, almohadas y cortinas.
  • Evitar la variedad de pequeños adornos y libros para reducir la acumulación de polvo. 
  • Viajar con las ventanillas cerradas.

Para aliviar los síntomas en ocasiones el médico recomienda:

  • Antihistamínicos: son más efectivos cuando los síntomas no son muy frecuentes o son leves.
  • Descongestivos: suelen aliviar los síntomas, aunque no es conveniente tomarlos por más de tres días.

Para controlar la enfermedad puede prescribirle…

  • Corticoides: se utilizan generalmente durante tratamientos crónicos, aunque también son efectivos en períodos cortos. En forma de gotitas nasales, ayudan a desinflamar la mucosa de la nariz y permiten una mejor inhalación.
  • Vacuna anti-alérgica: es indicada para las personas con síntomas severos y ayuda a reforzar las defensas del organismo. Este tratamiento desensibilizante contiene el alérgeno y el objetivo es reducir la reacción alérgica en forma progresiva.

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