Obesidad: cuidados para una piel saludable

La obesidad es una enfermedad crónica que aumenta el riesgo de afecciones cardiovasculares, respiratorias y metabólicas. Sin embargo, esto no es todo. 
Entre las casi 300 complicaciones ligadas a los problemas con el peso corporal se encuentran una serie de trastornos en la piel, otro de los órganos que sufre las consecuencias del exceso de peso, siendo las infecciones un problema poco atendido pero muy generalizado. 

Causas
El estiramiento de la piel hace que se vuelva cada vez más fina y débil aumentando el riesgo de dermatitis, término que hace referencia a la hinchazón o inflamación y cuyos síntomas más comunes son piel reseca, comezón y erupciones.
Además, el rascarse puede causar:

  • enrojecimiento;
  • rajaduras;
  • secreciones de líquido claro;
  • costras y engrosamiento de la piel;
  • escamas.

A medida que la piel se estira y se aumenta de peso se van formando pliegues en los que la piel queda en contacto con piel creando lugares cálidos, oscuros y húmedos, ámbito propicio para el desarrollo de microorganismos que pueden producir olor, irritación e infecciones en distintas regiones del cuerpo.
Cuanto mayor sea el grado de obesidad, más áreas de este tipo habrá en el cuerpo; siendo el bajo vientre, detrás de las rodillas y en la entrepierna, debajo de los pechos y en las axilas los lugares más comprometidos.
A la irritación y enrojecimiento iniciales puede sumarse la presencia de micosis –hongos- y lastimaduras o grietas como consecuencia de la debilitación del tejido y del rascado por la picazón que muchas veces produce.
En estos casos, el aseo personal y el cuidado especial de los pliegues cutáneos es tan importante como consultar con un dermatólogo cuando se presentan irritación, lastimaduras o manchas mientras baja de peso.

LA PIEL DE LA PERSONA CON OBESIDAD
En las personas con exceso de peso son frecuentes las estrías, los callos plantares, el intertrigo (infección en los pliegues de la piel) y los hongos.

También pueden presentar:

  • Erisipela: infección por estreptococos. 
  • Acantosis Nigricans: manchas negras en el cuello, axilas, codos, relacionadas con la resistencia a la insulina. 
  • Hirsutismo: aumento de vello. 
  • Papilomas múltiples: verrugas en pliegues.

Recursos para cuidarse mejor

  1. Controlar diariamente si hay áreas enrojecidas o piel abierta (lastimada).
  2. Secar completamente los espacios entre los pliegues y los dedos después del baño y usar un polvo secativo suave. Si no puede hacerlo solo pida ayuda o use un secador de cabello. Para controlar la humedad colocar un trozo de material absorbente sobre el área afectada. Si la tela de toalla es demasiado áspera para una zona sensible, pruebe con toallas de papel, apósitos o pañales dobles y cámbielos con frecuencia. 
  3. Evitar el uso excesivo de jabón germicida porque puede alterar la flora normal de la piel.
  4. Para aliviar la picazón preparar una solución de 50% de vinagre y 50% de agua y usar durante el lavado. Puede enjuagarse después o proceder directamente al secado. Vea cuál opción le da mejor resultado. 
  5. Preferir prendas de algodón, que absorben la humedad. Usar ropa interior cómoda para evitar irritaciones y lesiones. Los elásticos deben ser suaves.
  6. Evitar la fécula de maíz en las zonas enrojecidas y húmedas de los pliegues porque los hongos crecen más rápidamente en este medio. Lo conveniente es un talco dermatológico. 
  7. Airear la zona de los pliegues con ayuda de un abanico o el ventilador.

Si la afección no desaparece, ni siquiera con buenos cuidados o el área de piel afectada se disemina más allá del pliegue CONSULTE AL DERMATÓLOGO. Además de los cuidados personales en ocasiones es necesario usar medicamentos específicos para controlar la infección.

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